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Hace tiempo que quiero hablar de mi nuevo proyecto, ese que me tiene bipolar, ese proyecto que un día me tiene flotando entre nubes rosas de algodón y cabalgando en un arco iris de purpurina y al día siguiente me tiene en la mierder, pensando en que narices estaría yo pensando para meterme en este embolado.  Mi proyecto, nuestro proyecto, el que me tiene dividida entre dormir más y sacar trabajo adelante porque se la que me viene encima. Mi proyecto, lo que más ilusión me ha hecho en los últimos meses y lo que me causa más pánico escénico o irracional. Mi proyecto, mi locura de verano, de esas que se tienen cuando hace calor y todo es más fácil.  Mi proyecto, el que ya se hace notar en mi cuerpo…

… En mi cuerpo, en mi vientre, en mi mente,  en mi corazón, en mis lágrimas por todo, por lo bonito, por lo tierno, por lo triste, por lo injusto, por lo frustrante. En mi sonrisa, que no me la puedo quitar de la cara. En mi mirada, que está perdida entre la preocupación a veces, entre el miedo otras. En mis músculos, que ya notan la relaxina  y también el paso de los años. En mis pechos , felices por volver a dar alimento, del que se come y del que se siente.

Y sí, el verano que viene seremos uno más, un bebé chiquitito, no sabemos si regordete o delgadito, como cada una de sus hermanas, tan distintas como la noche y el día. No sabemos si será chico o chica, aunque por hay quórum  de que queremos otra niña xD. Si, otra niña, que locura, con lo difícil que es ser niña, mujer, madre,… No sabemos si terminaremos de volvernos locos, nos divorciaremos o lograremos encontrar el equilibrio. Lo que si sabemos es que ahora mismo somos muy felices, los cuatro, los cinco.

Emma fue la primera que me dijo, Mami tienes un bebé en la tripa, ella está en otro nivel, es muy observadora y se había dado cuenta a pesar de quererlo mantener en secreto. Estaba muy contenta y al cabo de un par de días se lo dijo a Abril «poque cuando venga el bebé» y Abril lo tomo como algo imaginario de Emma…

Pero llego un punto en el que las nauseas eran tan terribles y los mareos tan fuertes que muchas mañanas no podían levantarme con ellas. Se ponían el desayuno y jugaban tranquilas hasta que me reponía (más o menos). Abril empezó a preocuparse, así que decidí decirle la verdad, que no estaba enferma, pero que tenía un bebé en la tripa y por eso me encontraba tan mal.

Me dijo: ¿cómo? ¿no es verdad? Y le dio la risa nerviosa. Y no quiso volver a hablar de ello «Por favor mami no quiero hablar del tema». Imaginaos, yo, hormonada hasta las trancas, con el estomago del revés y esta respuesta. Casi lloro, le pregunté al rato si estaba preocupada porque se acordaba de cuando nació Emma y me dijo que sí. Le dije que esta vez sería distinto, que papá si iba a cogerse vacaciones, que Emma ya era más mayor y que tendríamos a Emma para ayudar. Pero el angelito debía tener un trauma, no me extraña, fue demasiado heavy para una niña tan pequeña y tan sensible los primeros días de Emma. Esa noche durmió muy inquieta y lo primero que me dijo cuando se levanto fue que sentía mucho lo que me había dicho esa noche y que si que estaba contenta por tener un nuevo hermanito, que quería que fuera niña y que se llamara Elsa o Vega o Inés.

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Y ese mal rato ha dado paso a la más dulce de las hermanas mayores, la que al cabo del día le ha dicho 20 veces al bebé lo mucho que le quiere y las ganas que tiene de verle, la que ha dejado su maxicuna para volver a la cama grande para dormir abrazada a la tripa, la que lo último que hace al acostarse y lo primero al levantarse es darle un beso a la tripa, la que cuando ponemos el angelsound para disuadir mis paranoias, es la primera que dice, tranquila, el bebé está genial, la que se pasa el día preparando manualidades o juguetes para el bebé. Emma no se queda atrás: Le canta canciones, le hace dibujos y dice que va a dormir en su sobaco.

Y yo, pues estoy un poco preocupada, porque si el tan necesario tiempo a solas que tengo con cada una se reduce a desayunar temprano con Emma y leer cuentos por la noche con Abril ya me parecía muy poco, va a pasar a ser inexistente. Y me debato entre «no es justo para ellas» y «todo pasa y un hermano es un regalo para siempre».

Pero no puedo sentirme más afortunada, porque soy consciente del enorme privilegio que esto supone.

Y precisamente por ello, soy consciente también de la fragilidad de los privilegios. Una planificación perfecta, en el momento perfecto, en el intento perfecto, el verano perfecto, el viernes perfecto. Demasiada perfección. No era capaz de gritarle al mundo lo feliz que quera no fuera a ser que el Universo me pusiera en mi sitio y me hiciera recordar mi privilegio… Me ha costado mucho contarlo, a los amigos los primeros, a los que sabría que se alegrarían de corazón, a la familia no se lo contamos hasta la eco del primer trimestre, luego lo contamos a los amigos virtuales, lo he ido contando con cuentagotas. Pensaba esperarme a la eco morfológica para contarlo por aquí, pero no es hasta enero, y ya ha empezado a haber filtraciones XD Menos mal que no tenía una exclusiva del hola y solo un bloqueo mental XD. Gracias por haber guardado el secreto, quienes lo habéis hecho.

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Sí, estoy embarazada, muy felizmente embarazada.

Y si, somos valientes  y también estamos un poco o muy locos.

Y si, vamos a comprarnos un coche nuevo y no, no se va a llamar Elsa, ni el coche ni el bebé XD

Que tengáis dulces sueños <3 por aquí seguiremos cabalgando sobre el arco iris de purpurina XD

¡Espera un momentito!

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